Roxana Schteinbarg, del Instituto de Conservación de Ballenas de Argentina afirmó, que este fallo vino a poner fin a los reiterados abusos de Japón desafiando la prohibición vigente a la caza comercial de ballenas y agregó que: “es un día memorable, un día para festejar, pero debemos continuar trabajando articuladamente con miras a la próxima Reunión de la CBI en Eslovenia, en septiembre próximo, para defender con fuerza la moratoria a la caza comercial de ballenas. Esto sólo será posible con la participación de la mayor cantidad de países conservacionistas con voz y voto; y en este sentido América Latina juega un rol clave como uno de los bloques más importantes en el seno de la CBI”.
El fallo
El juez resaltó "la falta de transparencia" del sistema de cuotas japonesas, que según estimó "no son razonables", e hizo valer el reducido número de publicaciones científicas en el marco del programa de investigación japonés JARPA II. "Japón debe revocar todos los permisos, autorizaciones y licencias concedidos en el marco de JARPA II y abstenerse de otorgar cualquier nuevo permiso en virtud de este programa", ordenó.
Tokio dijo rápidamente que respetará la decisión vinculante e inapelable del órgano judicial supremo de Naciones Unidas, manifestando no obstante su "profunda decepción". "En tanto que país que respeta el Estado de derecho (...) y miembro responsable de la comunidad internacional, Japón respetará la decisión de la Corte", dijo a la prensa el jefe de la delegación nipona ante la CIJ, Koji Tsuruoka. La CIJ, creada en 1945 y con sede en La Haya, es el órgano judicial supremo de la ONU. Sus veredictos son vinculantes e inapelables.
Japón, que alega que la caza de ballenas es una tradición ancestral, sostiene que sus actividades son científicas, pero no oculta que la carne de los cetáceos capturados termina luego en los mercados del archipiélago. Oficialmente, las investigaciones japonesas buscan determinar si es viable la captura comercial, y los ingresos de la venta de carne de ballena sirven en parte para financiar dichas investigaciones.
Según Canberra, Japón capturó más de 10.000 ejemplares entre 1987 y 2009. Oficialmente, Noruega e Islandia son los dos únicos países del mundo que practican la caza comercial de ballenas, gracias a una objeción contra la moratoria de 1986 de la Comisión Ballenera Internacional, que prohíbe la captura con fines comerciales.
FUENTE: ICB - AFP